Buenas prácticas agrícolas: guía para una producción sostenible y eficiente
Las buenas prácticas agrícolas desempeñan un papel fundamental en la agricultura moderna.
La industrialización agrícola trajo consigo un aumento en la producción de alimentos, lo que permitió cubrir las necesidades alimentarias de la población de aquel entonces. Sin embargo, también provocó el uso intensivo de los insumos, la contaminación del suelo y el agua, la pérdida de biodiversidad y la sobreexplotación de los recursos naturales.
Hoy en día, el sector agrario vuelve a enfrentarse a la necesidad de alimentar a un gran número de personas, como consecuencia del crecimiento poblacional. Pero esta vez lo debe hacer garantizando que los alimentos sean sostenibles y seguros para la salud humana, en respuesta a la mayor preocupación de los consumidores por el origen y la calidad de lo que consumen. Es ahí donde ganan relevancia las buenas prácticas agrícolas.
Pero ¿qué son las buenas prácticas agrícolas? ¿Cuáles son las principales y cómo pueden implementarse en una finca? A continuación, Cocampo ofrece una guía sobre estas prácticas, de modo que los agricultores y ganaderos puedan lograr una producción sostenible y eficiente en sus explotaciones.
Índice de contenidos
¿Qué son las buenas prácticas agrícolas?
Las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) son un conjunto de normas, principios y recomendaciones técnicas que se aplican en distintas etapas de la producción agrícola.
El objetivo de estas prácticas es ofrecer a los consumidores alimentos de alta calidad y sanos, producidos realizando el menor daño al medio ambiente y garantizando también el bienestar de los agricultores. Así las define la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés).
Según explica la FAO, las buenas prácticas agrícolas se basan en tres principios:
- Producir alimentos sanos que no conlleven riesgos para la salud de los consumidores (libres de contaminantes).
- Proteger el medio ambiente mediante la reducción y el uso eficiente de los fertilizantes y plaguicidas.
- Asegurar el bienestar de los agricultores por medio de la capacitación, el bienestar laboral y buenas condiciones de trabajo.
Importancia de las buenas prácticas agrícolas
Las buenas prácticas agrícolas son fundamentales para conseguir una productividad sostenible, proteger el medio ambiente y producir alimentos seguros y saludables.
La Unión Europea (UE) promueve su uso por los beneficios que aportan a los agricultores, al medio ambiente y a los consumidores. Además, porque les ayudan a cumplir con los objetivos medioambientales.
Por ejemplo, las buenas prácticas agrícolas se encuentran contempladas en la Política Agraria Común (PAC), la principal fuente de apoyo financiero para los agricultores de la UE.
Lo hacen a través de la condicionalidad reforzada, un mecanismo que obliga a los agricultores a cumplir con una serie de requisitos medioambientales para poder recibir los pagos directos de la PAC. También, lo consiguen mediante los ecoregímenes, de carácter voluntario.
Las buenas prácticas agrícolas también forman parte del Pacto Verde Europeo. Uno de los principales objetivos de este conjunto de propuestas es promover prácticas agrícolas más ecológicas, que protejan el medio ambiente y produzcan alimentos saludables y sostenibles.
Principales buenas prácticas agrícolas
Entre las principales buenas prácticas agrícolas se encuentran la rotación de cultivos, el uso responsable del agua, el Manejo Integrado de Plagas (IMP), el uso sostenible de fertilizantes, las prácticas de conservación del suelo, la implementación de prácticas agroforestales y el uso de semillas certificadas.
Rotación de cultivos
La rotación de cultivos es una práctica agrícola en la que se alterna el cultivo de diferentes productos en una misma área durante un periodo de tiempo. Existen distintos tipos:
- Rotación bienal.
- Rotación trienal.
- Rotación cuatrienal.
Esta práctica, por un lado, mejora la fertilidad del suelo de manera natural, ya que se utilizan cultivos como las leguminosas, que fijan nitrógeno en el suelo.
Por otro lado, la rotación de cultivos reduce la aparición de plagas y enfermedades. Cambiar la distribución de los cultivos interrumpe el ciclo de vida de las plagas y enfermedades que afectan a un tipo específico de cultivo.
Uso responsable del agua
La agricultura consume el 70% del agua dulce del mundo, según datos del Banco Mundial. El cambio climático, y los efectos derivados de este, como las sequías, han puesto de relieve la necesidad de realizar un uso responsable del agua en la agricultura.
Entre las formas más efectivas de hacerlo se encuentran los sistemas de riego eficientes, como el riego por goteo, el riego por aspersión o el riego subterráneo por goteo.
Otra manera de utilizar eficientemente este recurso es a través de la reutilización del agua de mar, previa desalinización. En los últimos años, al agua desalada para riego ha ganado popularidad como alternativa en la irrigación.
De igual modo, es posible reutilizar las aguas residuales tratadas o el agua de lluvia.
Manejo Integrado de Plagas (MIP)
El Manejo Integrado de Plagas (IMP) es una estrategia que tiene como objetivo disminuir el desarrollo de plagas y enfermedades en los cultivos.
En lugar de depender exclusivamente de los plaguicidas sintéticos, que pueden perjudicar a las personas, dañar el medio ambiente y favorecer la resistencia de las plagas, el MIP combina métodos y técnicas agrícolas para mantener las plagas a niveles bajos.
Para lograrlo, se basa en el monitoreo constante de los cultivos, lo que permite detectar las plagas y enfermedades a tiempo y tomar las medidas adecuadas. También, se enfoca en el empleo de técnicas agrícolas que dificultan la aparición de plagas, como la rotación de cultivos.
El IMP minimiza el uso de pesticidas químicos y cuida la biodiversidad.
Uso sostenible de fertilizantes
Los fertilizantes son esenciales para el correcto desarrollo de los cultivos. Estas sustancias aportan a las plantas los nutrientes que necesitan y que el suelo, por sí solo, no les puede proporcionar, como explica el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO).
No obstante, su aplicación excesiva puede provocar la contaminación y degradación del medio ambiente. Por ello, una de las principales buenas prácticas agrícolas es el uso sostenible de fertilizantes.
Un uso adecuado de los abonos mantiene la salud del suelo, al mismo tiempo que reduce la contaminación del agua, tanto superficial como subterránea, y del aire. Además, promueve la conservación de la biodiversidad.
Conservación de la biodiversidad
España es uno de los países con mayor biodiversidad biológica de la UE. Tradicionalmente, el sector agrario ha tenido un impacto en la biodiversidad debido al empleo de prácticas agrícolas intensivas y a la expansión de las tierras de cultivo. No obstante, este sector también puede contribuir a la preservación de los ecosistemas.
Las explotaciones agrarias pueden convertirse en hábitats para las especies cuando se conservan setos, árboles y zonas de vegetación natural. Los setos y árboles proporcionan refugio y fuentes de alimento a los polinizadores. Por su parte, la vegetación natural atrae a los controladores naturales de plagas.
Prácticas de conservación del suelo
De acuerdo con Naciones Unidas, el 95% de los alimentos que se consumen en el mundo provienen del suelo. Sin embargo, el 75% de los suelos ya están degradados, y se prevé que este porcentaje suba hasta el 90% para 2050.
Mantener la salud de los suelos es esencial para garantizar la seguridad alimentaria. Un suelo degradado va a mostrar una menor capacidad productiva que un suelo no erosionado.
Las prácticas que contribuyen a su conservación, como la rotación de cultivos, la siembra directa o los cultivos de cobertura, presentan numerosos beneficios. Estas técnicas reducen la erosión, aumentan la fertilidad e incrementan la capacidad para retener agua del suelo.
Implementación de prácticas agroforestales
Las técnicas agroforestales combinan la práctica forestal con las prácticas agrícolas y ganaderas. Esto se lleva a cabo introduciendo en un mismo sistema árboles forestales, la siembra de cultivos y el manejo de animales.
Entre las ventajas que presenta la implementación de técnicas agroforestales se encuentran la restauración de los suelos, el incremento de la fertilidad, el aumento de la biodiversidad y la conservación del agua.
Gestión adecuada de los residuos
La agricultura y la ganadería generan, por lo general, residuos como resultado de sus actividades productivas que pueden tener un impacto medioambiental si no se gestionan adecuadamente.
Convertir los residuos orgánicos, como los restos de cultivo o el estiércol animal, en compost (abono para las plantas) ayuda a devolver la materia orgánica al suelo, sin la necesidad de emplear productos agroquímicos. El reciclaje de estos residuos disminuye la contaminación del suelo y del agua, lo que protege el medio ambiente.
Uso de semillas certificadas
Las semillas certificadas reducen las malas hierbas y son tratadas químicamente para ser más resistentes a las plagas y enfermedades. Su uso, por tanto, hace posible disminuir la aplicación de productos agroquímicos y producir alimentos más sanos y de mejor calidad.

Normativas y certificaciones relacionadas
Aquellos que apliquen buenas prácticas agrícolas en sus explotaciones pueden ver reconocida su labor mediante certificaciones.
Las certificaciones son una forma de aumentar la confianza de los consumidores en los productos e incrementar la competitividad de la explotación en el mercado. Son otorgadas por organismos de independientes acreditados para ello, los cuales examinan si las explotaciones agrarias cumplen con las normativas de buenas prácticas agrícolas.
Algunas de las certificaciones más relevantes son:
- Certificación GlobalG.A.P. Esta certificación se encuentra avalada por la Global Food Safety Initiative (GFSI), una organización internacional que tiene como fin mejorar la seguridad alimentaria en toda la cadena de suministro.
- Certificación BRC (British Retail Consortium) Food. El certificado BRC Food es uno de los estándares más extendidos a nivel mundial. Su objetivo es asegurar la seguridad, calidad y legalidad de los productos alimentarios.
Aunque las certificaciones en buenas prácticas agrícolas son voluntarias en la mayoría de los casos, cada vez se valoran más y pueden ser requeridas por algunos consumidores o supermercados.
Consejos para implementar buenas prácticas agrícolas en su finca
Cocampo recomienda tener en cuenta los siguientes consejos antes de implementar buenas prácticas agrícolas en una explotación:
Evaluar la situación de la finca
Lo primero que se debe hacer antes de implementar buenas prácticas agrícolas en una finca es evaluar la situación en la que se encuentra la explotación.
En este sentido, se debe realizar un análisis del suelo, del agua, de los cultivos y de las prácticas que se están llevando a cabo en ese momento en la parcela.
Preparar el terreno
Preparar el terreno previo a la aplicación de estas buenas prácticas es fundamental para garantizar su eficacia. Este trabajo engloba limpiar el terreno de malezas y restos de cultivos anteriores, igualar la superficie y remover el suelo.
Elaborar un plan de acción
Cocampo recomienda también elaborar un plan de buenas prácticas agrícolas en el que se determinen las prácticas que se van a llevar a cabo en la finca, así como el orden y el momento en el que se van a realizar.
Todo ello debe girar en torno a unos objetivos previamente definidos, que tienen que ser SMART, es decir, específicos, medibles, alcanzables, relevantes y limitados en el tiempo.
Capacitar a los trabajadores
Para una implementación satisfactoria, es importante formar a los trabajadores de la finca en buenas prácticas agrícolas. Si los trabajadores no saben aplicarlas correctamente, es más probable que cometan errores que repercutan en el desarrollo sostenible de la explotación.
Algunas instituciones gubernamentales, como el Ministerio de Agricultura, ofrecen cursos y talleres enfocados en estas prácticas.
Monitorear las prácticas implementadas
Una vez implementadas las prácticas, es imprescindible hacer un monitoreo constante. De este modo, se puede conocer si los objetivos fijados en el plan de acción se están cumpliendo.
Si no se están cumpliendo, será necesario realizar los ajustes pertinentes.
Recurrir a un profesional
En caso de que surjan dificultades durante el proceso, siempre es posible solicitar asesoramiento a profesionales especializados, como agrónomos o ingenieros técnicos, quienes pueden ayudar a sacar el máximo potencial a las buenas prácticas agrícolas.
Fuentes
- Consejo Europeo
- Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA)
- Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO)
- Naciones Unidas
- Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (Food and Agriculture Organization of the United Nations, FAO)
- UNESCO
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