¿La gestión privada es idónea para proteger el Patrimonio Natural?
Por Fundación Amigos del Águila Imperial, Lince Ibérico y Espacios Naturales Privados
En la actualidad, el mayor índice de biodiversidad en España se ubica en las propiedades privadas. De los 1.365 ejemplares censados de lince ibérico y de las más de 800 parejas reproductoras de águila imperial ibérica, por encima del 80% se encuentran en fincas privadas.
Las actividades de conservación que se están realizando están dando resultados con la recuperación de su población. En el caso del lince, aunque la cifra de ejemplares censados sigue siendo insignificante (es el felino más amenazado del mundo), no debería de acabar extinguiéndose.
La mejora del hábitat del águila imperial y del lince ibérico resulta fundamental en su conservación. Estas dos especies emblemáticas y endémicas de la Península Ibérica necesitan de la propiedad privada para la mejora de su situación y su expansión.
Beneficios de la gestión privada
La gestión privada cuenta con una serie de beneficios en la protección del Patrimonio Natural.
Las fincas privadas tienen una metodología de gestión que se ha transmitido de padres a hijos de manera razonable. Este tipo de propiedad asegura las tres cosas más importantes, y lo único que necesitan las especies para prosperar: el alimento, el refugio y la tranquilidad.
Un terreno privado permite tener refugio y tranquilidad, porque es una gran extensión con poca interferencia humana. Esto, a su vez, posibilita que la naturaleza realice ella sola el trabajo. Pero nosotros tenemos que facilitar el trabajo a la naturaleza.
Cuando un águila imperial ibérica cría tres pollos en una finca, hay que asegurar que la pareja pueda sacar adelante los tres pollos. Para ello, el alimento es fundamental.
El tiro se debe centrar en el favorecimiento de especies de caza menor y, sobre todo, del conejo, porque es la base de la alimentación. Con la existencia del conejo, el territorio ya es susceptible de ser un buen receptor de nuevos ejemplares que estén en expansión.
Hacer siembras de leguminosas y de pastos para que el conejo pueda comer, arreglar puntos de agua y facilitarles el refugio a través de construcciones de majano o similares, son otras mejoras de los hábitats que se pueden llevar a cabo.
Todo ello tiene que contar con una correcta gestión, que es lo que ocurre en las fincas de titularidad privada.
El conservacionismo en las fincas privadas
En España, algunos propietarios o personas interesadas en comprar una finca consideran que puede ser un problema contar con una especie protegida en su territorio. Sin embargo, está demostrado científicamente que especies como el lince ibérico desplazan a otros depredadores.
En una finca de coto intensivo de perdiz con problemas con depredadores que acaban con la caza menor, como los zorros o los meloncillos, la introducción del lince ha llevado a su desaparición inmediata.
En una finca con tres linces y quinientos zorros es preferible contar con tres linces que se comen tres perdices y que, a cambio, acaban con toda la depredación de animales similares al zorro. Las especies protegidas son un valor añadido para la finca y, como tal, se debe valorar.
La mentalidad está cambiando cada vez más. Existen propietarios privados concienciados con la conservación dispuestos a ceder parte de su gestión en beneficio de la biodiversidad. Si tienen un nido de águila imperial en su parcela y en esta se desarrolla actividad cinegética, saben que no podrán cazar en febrero, porque es cuando se echa la pareja en el nido y se dedican a la cría. Entonces, establecen sus citas monteras desde que se permite cazar en octubre hasta enero. O que entienden que cuando la pareja está echada en el nido no van a poder utilizar maquinaria agrícola cerca.
El conservacionismo en las fincas rústicas puede suponer alguna restricción, pero por su concienciación con la conservación, los propietarios están encantados de contar con unas especies emblemáticas y únicas en su finca.
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