Tipos de suelo: ¿Cuántos exiten y cuáles son sus características?

Si ha decidido iniciarse en la agricultura, deberá conocer los tipos de suelo que se pueden encontrar. Sólo sabiendo las características del suelo presente en su terreno será posible cumplir con las necesidades de este y garantizar el desarrollo óptimo de las plantas seleccionadas.
Cocampo enumera en este artículo los tipos de suelo existentes, así como sus características principales.
Índice de contenidos
¿Qué es el suelo?
El suelo es la capa más exterior de la corteza terrestre. Actúa como soporte físico de las plantas, que obtienen de él los nutrientes y el agua necesarios para completar sus ciclos vitales. Además, es el hábitat de numerosas especies, un elemento del paisaje y del patrimonio cultural, y una fuente de materias primas.
Así es como lo define la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental y Medio Natural del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el informe Perfil Ambiental de España.
El suelo está compuesto por cuatro elementos: minerales, materia orgánica, agua y aire, además de organismos vegetales y animales. Según los expertos, el suelo ideal es el que presenta una composición de un 45% de material mineral, un 25% de agua, un 25% de aire y un 5% de materia orgánica.
El suelo tarda miles de años en formarse y alcanzar el espesor necesario para la mayoría de los cultivos. Tal como señala la ingeniera agrícola María Soledad Garrido Valero, la formalización del suelo se hace por alteración de las rocas en contacto con las condiciones atmosféricas o mediante la acumulación de materiales en zonas bajas que ya habían sido alterados en lugares más elevados.
Si bien su formalización es lenta, el tiempo que tarda en perderse o degradarse es muy reducido. Por ello, en los últimos años, han surgido enfoques agrícolas que buscan restaurar y mejorar su salud, como la agricultura regenerativa.
Tipos de suelo que se pueden encontrar
Existen muchos tipos de suelo, que pueden clasificarse en función de varios criterios: su textura, su composición química, su nivel de pH, su fertilidad o su estructura.
Pero, como en el ámbito de la agricultura las clasificaciones del suelo más populares son las dos primeras, a continuación, Cocampo se centra principalmente en ellas.
Tipos de suelo según su textura
Dentro de los tipos de suelo según su textura, es decir, de acuerdo con su aspecto o apariencia superficial, se puede hablar de cinco clases distintas: arenosos, arcillosos, limosos, francos y pedregosos.
Suelos arenosos
Son conocidos además como suelos livianos o de textura gruesa, pues tienen una elevada proporción de elementos gruesos (por lo general, más de un 80% de arena), pero menos de un 10% de arcilla.
Los suelos arenosos suelen ser pobres en materia orgánica y poco fértiles. Como disponen de una alta concentración de arena, su capacidad de retención de agua es baja. En consecuencia, estos suelos se secan rápidamente tras el riego o la lluvia, y requieren de una irrigación más frecuente.
Sin embargo, posibilitan la filtración rápida del agua, lo que les otorga una alta permeabilidad. Asimismo, permiten una buena circulación del aire y son fáciles de trabajar.
En estos suelos, es frecuente el cultivo de hortalizas y tubérculos, como zanahorias o patatas.
Suelos arcillosos
Los suelos arcillosos, también conocidos como suelos pesados o de textura fina, contienen más de un 30% de arcilla en su composición. Esto les otorga una alta capacidad de retención de agua y nutrientes, lo que los hace ricos en materia orgánica y fértiles.
Sin embargo, su escaso drenaje puede provocar encharcamientos y limitar el intercambio de aire en el suelo. Además, resultan difíciles de trabajar cuando están muy secos.
Los cultivos que mejor se adaptan a los suelos arcillosos son los árboles frutales no cítricos, como el nogal, el avellano, el cerezo, el manzano o el peral, y las hortalizas, como el brócoli, la coliflor o el repollo.
Suelos limosos
Los suelos limosos se distinguen por su alto contenido de limo, una mezcla equilibrada de partículas de arcilla, lodo y arena. Su origen se encuentra en la sedimentación de materiales finos que son arrastrados por el agua o depositados por el viento. En consecuencia, es habitual encontrarlos cerca de los lechos de los ríos. Otro rasgo distinto es su color oscuro.
Se trata de suelos fértiles, porque son ricos en nutrientes, y fáciles de trabajar. Su capacidad de retención de agua es superior a la de los suelos arenosos, aunque menor que la de los arcillosos. Lo anterior les permite mantener la humedad durante más tiempo sin llegar a encharcarse.
Este tipo de suelo es utilizado, por lo general, para el cultivo de hortalizas, como la alcachofa, la lechuga y la col, y para el arroz.
Suelos francos
Estos suelos son llamados también suelos medianos o de textura media. Se caracterizan por tener una composición equilibrada, con aproximadamente un 40% de arena, un 40% de limo y un 20% de arcilla. Esta composición les otorga una consistencia media, convirtiéndolos en una opción ideal para la agricultura, ya que permiten el desarrollo de la mayoría de los cultivos en condiciones óptimas.
Los suelos francos tienen una elevada aireación y presentan una capacidad de retención de agua y nutrientes medio-alta.
Aunque pueden utilizarse para la mayoría de los cultivos, destacan para la siembra de cultivos leñosos, como el olivo, la vid o el almendro.
Suelos pedregosos
Son suelos compuestos mayoritariamente por una gran cantidad de partículas gruesas, como piedras y rocas. A pesar de que ofrecen un buen drenaje dada su composición, esta misma característica dificulta la retención de agua y la absorción de nutrientes.
Los suelos pedregosos son, además, bajos en materia orgánica, lo que conduce a una escasa fertilidad, y resultan difíciles de trabajar por la presencia de las piedras y rocas.
Dadas estas características, no son los mejores, entre los tipos de suelo existentes, para la actividad agrícola.
Comparativa de tipos de suelo por textura | |||||
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Tipos de suelo | Retención de agua | Drenaje | Aireación | Fertilidad | Cultivos recomendados |
Arenosos | Baja | Alto | Alta | Baja | Hortalizas y tubérculos |
Arcillosos | Alta | Bajo | Baja | Alta | Árboles frutales no cítricos y hortalizas |
Limosos | Media | Medio | Baja | Alta | Hortalizas y arroz |
Francos | Media-Alta | Medio | Media | Alta | La mayoría de los cultivos, destacando el olivo, la vid y el almendro |
Pedregosos | Baja | Alto | Alta | Baja | – |
Si bien estos son los principales tipos de suelo según su textura, se pueden encontrar tipos intermedios. Por ejemplo, resaltan los suelos franco-arenosos, arcillo-arenosos, arcillo-limosos o franco-limosos, entre otros.
Tipos de suelo según su composición química
El suelo también puede clasificarse de acuerdo con la cantidad de minerales y nutrientes que lo componen, como el hierro, el calcio, el fósforo o el potasio.
Dentro de los tipos de suelo según su composición química, se distinguen tres clases: calizos, salinos y silíceos.
Suelos calizos
Estos suelos se diferencian por contar con una concentración superior al 10% de carbonato de calcio, al originarse a partir de la meteorización y descomposición de rocas ricas en este compuesto químico. Como consecuencia, su pH es elevado, situándose por encima del 7. Se trata, por lo tanto, de suelos alcalinos.
Aunque tienen una elevada capacidad para retener el agua y un drenaje moderado, no son los más adecuados para la agricultura. Su concentración de carbonato de calcio y su alto pH pueden bloquear el paso de nutrientes como el fósforo o el hierro a la planta, lo que dificulta su normal desarrollo.
Son, además, suelos poco profundos y pedregosos.
Los suelos calizos pueden usarse para la siembra de flores ornamentales, como rosales, pinos, lilas, etc. También, en el cultivo de la vid. Por el contrario, no son los mejores para árboles frutales, como el melocotonero, el peral, el aguacate o los cítricos.
Suelos salinos
Los suelos salinos destacan por disponer de un exceso de sales solubles, principalmente cloruro de sodio, cloruro de magnesio, sulfato de magnesio y sulfato de sodio.
Su pH puede ser elevado, situándose en un rango de entre 7 y 8.5, lo que los convierte en suelos alcalinos. Debido a su alta concentración de sales, son suelos poco fértiles y con dificultades para absorber el agua. No obstante, su permeabilidad es alta.
No son ideales para árboles frutales, como el aguacate o los cítricos (como el naranjo), pues son cultivos muy sensibles a la salinidad, de forma que la presencia de esta puede reducir su rendimiento. En cambio, el espárrago y la cebada son tolerantes a este tipo de suelos.
Suelos silíceos
Los suelos silíceos son aquellos que presentan una elevada proporción de sílice en su composición. Son suelos ácidos, puesto que tienen un PH inferior a 7, y con una excelente permeabilidad, que da como resultado un buen drenaje. Esto último previene el encharcamiento de las raíces de las plantas cultivadas en ellos.
No obstante, carecen de nutrientes fundamentales, como el calcio, el fósforo y el magnesio, lo que hace que sean suelos poco fértiles.
Comparativa de tipos de suelo por composición química | ||||||
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Tipos de suelo | Composición química principal | pH | Retención de agua | Drenaje | Fertilidad | Cultivos recomendados |
Calizos | Carbonato de calcio | >7 | Alta | Medio | Baja | Determinadas flores ornamentales y la vid |
Salinos | Sales solubles | 7 – 8.5 | Baja | Alto | Baja | Espárrago y cebada |
Silíceos | Sílice | <7 | Alta | Alto | Baja | Cultivos que toleren su acidez |
¿Cómo identificar el tipo de suelo de un terreno?
Antes de sembrar cualquier planta, es importante identificar el tipo de suelo presente en el terreno donde se va a cultivar, con el fin de garantizar su desarrollo óptimo. La mejor forma de determinarlo es a través de un análisis de suelo en laboratorio.
Un análisis de suelo permite conocer características como la fertilidad, el nivel de pH, la salinidad, el contenido en minerales y la textura (tipos de suelo arenosos, limosos, arcillosos o francos).
Para realizarlo, sólo es necesario tomar una muestra de suelo y enviarla a laboratorio para analizarla y obtener los niveles de los parámetros requeridos.
Fuentes
- Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya
- Comisión Interamericana de Agricultura Orgánica (CIAO)
- Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO)
- Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA)
- Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO)
- Universidad Complutense de Madrid (UCM)
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